De las columnas de la tierra se alza,
como fuerte ciudadela, de la ceniza,
la astucia de la vida, el orgasmo
premonitorio de la victoria
sobre el tirano de cuerpo fuego.
Quién es éste que se alza como roble
en medio de abedules?
Quién es éste que se levanta de las cenizas
para izar de la justicia su bandera?
Nadie, no hay quién enarbole
del verde la esperanza.
Sólo carmesí, sólo grana en las banderas
de las casas blancas manchadas de ignominia.
Sangre sobre los dinteles de los pobres.
De sangre bañados de los ricos sus manteles.
Con el sudor del obrero lavan sus vestidos,
con su frente rompen murallas de dinero.
Y al pobre, qué le toca?
Palabras de usurpadora elegancia
para darle al niño de la patria una paleta rota.
Así, entre ovaciones de comprados gritos
gobiernan quienes dicen ser electos por el pueblo.
-Victoriano Mora-