viernes, 5 de junio de 2020

Pronto...muy pronto

Que se abra el cielo,
sacudan sus alas las aguas
y caigan sobre humano suelo.

¡Llegando está la libertad!

Los abismos de la tierra tiemblan,
se estremecen sus adentros,
susurran ecos de notrable alegría.

¡Pronto, muy pronto!

Parvadas surcan las nubes,
anunciando van sus cantos
la pronta libertad del Cielo Enviado.

¡Llegando está la libertad!

hoy le veremos sentado en su lugar,
alzando sus brazos para amor enviar,
caricias a nuestra alma ¡Libertad!

¡Un mañana, no muy lejano!

Sentados como hijos a tus pies,
tus hazañas y victorias escuchar.
A dios dando gloria y prez.

¡Hoy somos más fuertes!

Hay tempestades presentes,
nuestros pasos han sido firmes,
seguros estamos, el aprisco está salvo.

¡Viene la libertad!

Hemos crecido en fe y amor,
unidos somos, familia espiritual,
el Cielo nos regala tu libertad.

¡Qué felices somos!

Anunciado fue nuestro reencuentro,
cuán inmensa felicidad,
inefable momento...al fin llega la paz.

-Victoriano Mendoza-

miércoles, 3 de junio de 2020

La torre




En una ocasión, ahí estaba yo, escuchando las melodiosas voces de la campana en aquella torre vieja. Los aldeanos se amotinaban alrededor de la plaza principal, entonando silenciosos murmullos de palabrerías banales. Se cercaba la plaza, el silencio era muerto entre gritos y reclamos al cielo, sus ojos derramaban lágrimas tan pesadas como la lluvia en una noche helada.



¡Muerte, muerte! - gritaba la gente mientras el cielo se cerraba en torno a la tumba.



Así el final de su vida, entre gritos y palabrerías.



Y cuando hubo terminado el sepelio, los asistentes quitaron de sí las máscaras, miraron hacia el este, el sol besó sus frentes, rieron, se alegraron en sus rostros, sin embargo la tristeza se había poseído de sus corazones.



No hubo sonrisa para mí, no hubo quién se alegrase en mi visita.