sábado, 22 de marzo de 2014

Despedida

Hoy tomaré en mis manos la tinta de mis labios,
no serán mis dedos ni tampoco hablará mi lengua sus tonterías.
Hoy, tras haber pasado el monte de mis otoños verdes en amores;
cantaré a la vida la canción de mis temores.
Que se escuche por las lejanías la melodía
de mis versos invernales.
Que mis dedos escriban la elegía de mil amores muertos
mas vivos en mis memorias jamás perdidas.
Si oyes un grillo por la noche de septiembre
recuerda mis palabras y canta de agonía a la luz de las lunas flores de octubre.
Recuerda que ese día nació la vida y murió mi agonía.
Si por marzo y sus vientos otoñales te enteras de mis días pasados
ten en memoria eterna mis días de alegría.
Aunque sea un momento arenoso recuerda que mis versos felices fueron.
Las flores pasan como el amor por la vida:
Florecen un día y el sol las marchita; el viento las deshoja.
Así el pasado con la vida: Se ama un día eterno
y se pierde en el silencio la razón de su locura,
esa que le mantenía vivo entre plumas y tulipanes de caricias bruscas.
Cantando va el amor por las calles como bolero sus melodías
de melancolía ingrata, sus amores olvidados entre guitarras mudas.
Así voy por la vida: Caminando como no buscando
pero te encuentro en cada paso y cada hoja que vuela a mi lado.
El amor tocó a nuestra puerta en la muerte del verano.
Le gozamos en otoño y para nada fue ingrato
aquel amor desenfrenado que en silencio gritamos en nuestros labios unidos con cada beso.
Llegó la primavera con sus cantos de mil amores entre flores y gorriones.
Y así como llegó a nuestras miradas la luna de aquel veintiocho bello,
así se va el amor de nuestras almas en este día luminoso.
Fuiste amor de invierno en el patio de mi vida.
Fuiste amor de olvido en el corazón de mis agonías.
Eres el amor de mi vida entre los escombros de la misma.
Eres el más bello recuerdo que llevo en mi piel de canela.
-Giezi Azael Mora López-

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