Era un día amarillo de verano como cualquiera,
cuando en mi camino se cruzó tu mirada con la mía,
en ese momento la luz del cielo alumbró mi ser
y me contuve para no darte un beso ni tampoco cien.
Pasado el mes a ese día amarillo la pasión nos abrazó en sus
ramas
enredándonos para cometer actor de ferviente amor a
escondidas,
húmedos roces de tu boca tierna con la mía para sellar cada
día
nuestro pacto de cariño eterno con cupido rosa como
insignia.
Al año siguiente a ese día de verano amarillo como
cualquiera,
el destino dijo que lo nuestro Amiga mía ya jamás sería,
sin embargo nos aferramos a nuestros sentimientos
placenteros
hasta que en el corazón se tornaron en recuerdos pasajeros.
Al tiempo de ese día de verano como cualquiera, tu calor
lo siento ardiente y nuevo pero no tengo ya más tu amor.
-Giezi Azael Mora López-
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